viernes, 12 de junio de 2009

Breve nota sobre El ladrón de Bagdad‏

El personaje de El ladrón de Bagdad es un hombre que piensa que el mundo está en sus manos, lo que desea lo toma, pero cuando se enamora comprende que hay cosas que no puede simplemente robar, tiene que pasar por una serie de pruebas para conseguir el amor de una princesa, debe demostrar de qué está hecho y poner la vida en riesgo, porque sin riesgo el amor es imposible, el amor es la ausencia del amor al inicio del sentimiento; la desolación, terrible y profunda, es el signo del profano, su castigo.

Lo que intento decir con todo esto es que quizá estamos buscando en el lugar equivocado, primero tenemos que llegar a ser, requerimos conseguir, volvernos dignos; quizá en ese proceso conozcamos a la chica, pero el amor es un eterno anhelo, no a una persona en concreto, quizá sea también hedonismo, en el sentido que tú le das a esa palabra: el amor a nuestra propia experiencia, a nuestra propia interacción con el mundo es un amor pleno, completo que se extiende a todo el universo, e incluso a las partes más oscuras y perturbadoras que contiene, es una comunión total. A eso debemos aspirar, ahí requerimos cifrar nuestras esperanzas.

1 comentario:

From the Life and Songs of the Olympian Cowboy dijo...

Acá te faltó definir al hedonismo para el lector que no sepa de nosotros comprenda. Muy bonita carta, Adrián.

Un abrazo